MARTINIANO ACOSTA RAMIREZ, MESA 2, JIUTEPEC MORELOS.


Activista político por el movimiento de la cuarta trasformación.  Mesa 2: Situación económica y política nacional. La propuesta del Movimiento por la Transformación acerca del papel del Estado y la soberanía de la nación. 

INTRODUCCIÓN. 

¿Es factible lograr la transformación y el desarrollo social, al margen del desarrollo económico nacional?  

Para reducir las brechas de la desigualdad social, se requiere una mayor y mejor distribución del ingreso; sin embargo, para ello solo es posible, mediante políticas de Estado orientadas a fortalecer y desarrollar el aparato productivo nacional.       

La presentación de esta breve exposición, tiene como principal objetivo apuntar algunos elementos de carácter analítico, para invitar a un posterior debate o intercambio de ideas.  El tema sobre el cual se centra el razonamiento, es sobre el imperativo o la necesidad primaria de vincular dos grandes ejes de política pública: el desarrollo social o bienestar con el desarrollo económico del país. 

Se postula que para que podamos aspirar como mexicanos(nas) a tener una vida digna; donde podamos construir un sistema integral de calidad en materia de salud; educación; vivienda; trabajo bien remunerado; alimentación saludable; cultura y recreación. Es imperioso impulsar un conjunto de medidas de política industrial; en el entendido de que esta política es un componente principal de cualquier política de desarrollo económico sostenible. Su éxito o fracaso se mide a través del aumento de la productividad y la capacidad de competir en los mercados interno y externo. 

Se entiende que todo objetivo de la política industrial, es crear condiciones favorables o de infraestructura económica para la competitividad industrial. Para ello, resulta necesario que a través del Estado se impulsen con cierto grado de intensidad y magnitud, acciones como: 

     Fomentar la integración de la industria nacional en todas las cadenas productivas o procesos de generación de valor agregado.

     Incrementar el gasto público en materia de investigación en ciencia y tecnología para el desarrollo industrial, creando así mejora en los índices de productividad y competitividad.

     Implementar un programa de incentivos a la innovación y emprendedores.

     Programa de inversión en capital humano, para desarrollar capacidades y habilidades de la fuerza laboral, provocando así un impacto en los niveles de productividad laboral.

En otros términos, no puede haber desarrollo social si no hay crecimiento y desarrollo económico nacional; puesto que este representa la base necesaria para tener un mayor impacto en la modificación del esquema nacional distributivo del ingreso, que se materialice en un incremento del bienestar social.

DISEÑAR UNA ESTRATEGIA NACIÓNAL DE RE-INDUSTRIALIZACIÓN PARA RECUPERAR EL SENDERO DEL DESARROLLO ECONÓMICO.  

Apuntalar el desarrollo nacional del sector industrial, es localizar el centro o motor del desarrollo económico. y esto implica la combinación de varios factores: desarrollar ciencia y tecnología; es decir, abrir y robustecer procesos de investigación e innovación; y que en consecuencia aporten contribuciones y mejoras a las técnicas de producción del sector industrial. Todo cambio o transformación al interior del aparato productivo repercute positivamente en mejores índices de productividad y desde luego se traduce en mejores condiciones de competitividad en los mercados en un entorno de globalización comercial. 

En las últimas décadas. México ha enfrentado el llamado modelo económico neoliberal, que, entre otras características, se impulsaron políticas de des-industrialización o sea se dejó de producir para convertirnos en un país importador de todo aquello que consumimos; y además, desde que se impuso este modelo hemos sido un país maquilador donde es utilizada mano de obra barata y materias primas con escaso o nulo valor agregado. Además, este modelo tuvo como principal objetivo disminuir el papel el Estado en áreas estratégicas de la economía y asuntos comerciales. En esencia lo que se planteaba era debilitar al país en lo económico y en lo político, para estar en posibilidades de saquear la riqueza nacional. 

De acuerdo a cifras oficiales, en el periodo neoliberal el crecimiento promedio del PIB nacional fue del 2.2 por ciento, mientras que el PIB Industrial tan solo fue del 0.8 por ciento. Una característica de las políticas neoliberales se centro en la reducción del sector secundario (industrial). 

En la estrategia económica neoliberal que va del periodo 1983 – 2018, el índice de productividad del sector industrial tan solo fué del 0.63 por ciento. En cuanto a crecimiento de la Inversión Fija Bruta (IFB) por habitante arroja un índice del 0.76 por ciento. 

Los pobres resultados de la estrategia neoliberal, en el frente de la productividad reflejan los obstáculos que la reconversión tecnológica de la gran mayoría de las empresas encontró bajo la estrategia neoliberal, los cuales se manifiestan en el comportamiento de la inversión fija bruta (IFB).  

En lo que corresponde a la participación de los salarios en el ingreso nacional disponible, se tiene una cifra promedio del 34.07 por ciento. Este nivel distributivo del ingreso, es el resultado de un mediocre y decepcionante crecimiento del PIB observado bajo la estrategia neoliberal. En consecuencia, influye negativamente en una insuficiente generación de puestos de trabajo para las nuevas generaciones de jóvenes, de manera que el exceso de oferta de trabajo presionó los salarios a la baja por obra de la mano invisible del mercado. Otro aspecto de esta misma cara fue la política salarial que utilizó los bajos incrementos salariales nominales como instrumento antiinflacionario y como factor de competitividad internacional. 

Como producto del modelo neoliberal. Se muestra una realidad social depresiva, en lo que corresponde a indicadores de pobreza y desigualdad social, el CONEVAL, publica cifras que hacen referencia a la pobreza alimentaria, tan solo de 1992 a 2012 la pobreza alimentaria se incrementó en un 24.2 por ciento, equivalente a 23.1 millones de habitantes. Respecto al rubro de la población con ingresos inferiores a la línea de pobreza por ingresos, para 2018 se tenia que 61.1 millones de personas se encontraban en esta situación de vulnerabilidad y pobreza.   

La OCDE en 2022 publico un estudio sobre México, en el cual dice que en nuestro país es donde más se trabaja. Es decir, en donde se laboran más horas al año, con un registro de más de 2,100 horas anuales por trabajador (el promedio OCDE es de 1,700). También, es el país de la OCDE con las jornadas laborales más largas, con cerca de un 30% de los trabajadores reportando jornadas de más de 50 horas a la semana, y el país con menos días de vacaciones pagadas al año, con un mínimo de 6 días anuales (en contraste con 20-25 días en la mayor parte de los países OCDE). A pesar de este esfuerzo, México tiene uno de los niveles más bajos de productividad de la OCDE. También tiene niveles bajos de crecimiento económico y crecimiento potencial. 

Mejorar la productividad y la capacidad de crecimiento es crucial para avanzar hacia el desarrollo incluyente y sostenible. Para lograrlo, México tiene que enfrentar primero el gran desafío nacional: la desigualdad. 

México es uno de los países más desiguales del mundo. De acuerdo con el World Inequality Report 2022 (Reporte Mundial de Desigualdad), el 10% más rico de los receptores de ingresos en México gana 30 veces más de lo que percibe el 50% que menos gana. En patrimonio, el 10% más rico de la población tiene cerca del 80% de la riqueza del país.  Estos datos sintonizan con las estimaciones del Coneval que calculan que un 76.5% de la población mexicana vive en condiciones de pobreza o vulnerabilidad. 

Las grandes desigualdades son un lastre social, pero, en países como México, también afectan la capacidad de crecimiento económico y el aumento de la productividad.  

De acuerdo con análisis de la OCDE, los países con desigualdades en aumento tienden a crecer menos que los países en donde se han reducido o se están reduciendo las desigualdades. Y aquí la educación es clave: el bajo desempeño de la educación pública y la falta de recursos de la mayor parte de la población para invertir en educación de calidad son factores cruciales en el impacto negativo de la desigualdad en el crecimiento. 

Para finalizar, el desarrollo económico se centra en la capacidad de generar poder adquisitivo en los ingresos de los hogares, mientras que el desarrollo social se refiere a la calidad de vida de la sociedad. En otros términos, el crecimiento económico es el aumento de bienes y servicios producidos, mientras que el desarrollo social incluye elementos de calidad de vida social, cultural y política.  

El crecimiento económico es fundamental para financiar políticas públicas de calidad, y ningún país ha logrado un alto desarrollo social con una economía precaria.  

CONCLUSIÓN.

 Para lograr un desarrollo económico sostenible, es importante abordar el análisis y el diseño de un nuevo de modelo de desarrollo económico, que sea incluyente socialmente y amigable con el medio ambiente.  

Este nuevo modelo de cambio o de transformación implica avanzar hacia una etapa superior integral, cuyos ejes o columnas deben girar en torno a: 

     Impulsar un macro - programa de gobierno que incentive el cambio estructural en el sector industrial nacional, que generen innovación y tecnologías modernas que contribuyan a elevar los niveles de productividad.

     El papel del Estado es crucial para lograr esta meta; para ello es indispensable que cuando menos el 10% del PIB, se destine como política de Estado a la ciencia y tecnología, para aspirar a ser un país competitivo.

     Intensificar una tecnificación en la producción agrícola, para elevar niveles de productividad y desarrollo agroindustrial, o sea integrar el sector agrícola y pecuario con el sector industrial. Cuyo propósito final sería lograr una mayor autosuficiencia alimentaria.

Lograr altos índices de productividad, no solo significa ser más competitivos en los mercados. Sino que también, se debe traducir en mejorar la política de distribución del ingreso. 

El desarrollo económico y el progreso social están íntimamente ligados. Sin crecimiento económico no existen recursos financieros para sufragar políticas públicas de alta calidad. Ningún país del mundo ha logrado un alto desarrollo social con una economía precaria