Nepotismo y Cuarta Transformación

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, nepotismo es la “Utilización de un cargo para designar a familiares o amigos en determinados empleos o concederles otro tipo de favores, al margen del principio de mérito y capacidad”. Esta forma de corrupción se ha desarrollado y extendido de manera efervescente en todos los ámbitos de la vida política nacional sobresaliendo particularmente el poder judicial, pero en realidad aparece, unas veces soterrada y otras con todo descaro, en la administración pública, en las fracciones parlamentarias y en las propias estructuras partidarias. 

A últimas fechas escandalizó el pobre comportamiento de algunos personajes sobresalientes del movimiento que lleva a cabo la democratización del país, Ricardo Monreal, Felix Salgado y Adán Augusto López, que defendieron, y para ello movilizaron a su tropa, lo que ellos consideran su derecho, es decir, mantener la línea de continuidad familiar en la ocupación de cargos. Y efectivamente, ha sido escandalosa su actitud, pero el problema es profundamente más complejo y rápidamente se ha exhibido que por encima de cualquier principio ético o moral, están los intereses familiares, después los grupales y a la cola los ideológicos (si es que los hubiera). Tan pesado resultó el asunto que la iniciativa presidencial para limitar el nepotismo a cargos de elección popular a partir del 2027,  se pospuso por los mismos diputados de Morena y aliados. Queda claro, entonces, que hay un plano general en el que el movimiento avanza en políticas públicas, reconfiguración del papel estatal y reafirmación de la soberanía, pero en lo profundo los hilos se entretejen entre cofradías, clanes familiares y respeto a los cotos de poder. El problema vendrá (o ya  inició) cuando entre ellos se codicien los mismos terrenos y una guerra fratricida se sobreponga al movimiento. Porque en el fondo la construcción de una sociedad más justa aparece como un horizonte utópico, mientras que la operación pragmática de colocar piezas (principalmente familiares) es algo tangible que fortalece y da poder; un lance esencialmente neoliberal; ideológicamente representativo de un proyecto que se recrea en el mercantilismo político, en el tráfico de influencias y en el individualismo como eje de acción. Ahí está colocado como diputado, Felipe Miguel Delgado por medio del partido Verde, hermano de Mario Delgado, hoy secretario de Estado y ex presidente de Morena. O Sergio Gutiérrez Luna (Morena) y su esposa, Diana Karina Barreras (PT) ambos diputados; Sebastián Ebrard, sobrino de Marcelo, diputado; los hermanos Carlos y Gerardo Ulloa Pérez también diputados morenistas. Y de otros partidos: Alejandro Cortés del PAN, hermano de Marko Cortés, ex dirigente del blanquiazul y actual senador; Christian Castro Bello, sobrino del dirigente nacional del tricolor, el senador Alejandro Moreno; y Juan Ignacio Zavala por Movimiento Ciudadano, sobrino de la también diputada Margarita Zavala del PAN, e hijo del ex vocero de Felipe Calderón, Juan Ignacio Zavala. Solo por mencionar algunos casos del ámbito parlamentario, pues ya conocemos las cofradías familiares en el poder judicial. 

Es decir, hay una practica generalizada de nepotismo que cruza de conjunto el sistema político del país, pues tal se reproduce con mayor énfasis en la administración pública e incluso en el ámbito partidario. Un vicio, un comportamiento corrupto heredado del bajo mundo priista que costará mucho erradicar porque, ya se vio, los intereses personales pesan y se sobreponen. El componente ideológico, más allá de la consideración familiar, de la garantía en los negocios asentados en el tráfico de influencias y de la fortaleza grupal, todo ello cuestiones pragmáticas, se encuentra en asumir los peldaños logrados como un patrimonio. La cuestión pública deja de ser eso, pública, y se asume como un logro personal, un negocio productivo, el patrimonio alcanzado por la habilidad, la destreza, la experiencia. El mejor ejemplo son los líderes charros que cumpliéndole al sistema, se van hasta que se mueren. Pues así, quienes marcan sus extensiones a través de la familia para garantizar su presencia, su influencia, su criterio y sus negocios. 

Por ello la iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum es altamente significativa. Primeramente llama a ser consecuente, a quienes tienen el papel de representar al pueblo, con la responsabilidad que asumieron como producto de la confianza depositada mediante el voto. Nadie tiene derecho, bajo ninguna circunstancia, de abusar del cargo y beneficiar a su núcleo familiar, o incluso su grupo político, y acomodar piezas para acrecentar poder. Por esa ruta estaremos estarán vigentes las prácticas priistas de las venimos saliendo, o intentamos. 

Lo segundo, es que la iniciativa ha puesto en evidencia a los simuladores. La propuesta no avanzó por los intereses que afectaba. Algunos, como Salgado Macedonio, guardaron la pólvora para mejores tiempos. Pero otros no dejaron sombra de duda, van por lo suyo sea como sea; ¿O acaso oculta el diputado charro los métodos gansteriles para comprar, presionar o amenazar a quien no se disciplina? 

Tercero, llama la atención a los abusos cometidos aprovechando los centros de mando y toma de decisiones. Hermanos, hijos, esposas, sobrinos y amigos; una última, hasta 2030. La Curta Transformación también debe llegar a Morena, si no, ¿Cómo?

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